Un año de series Non Stop

montaje series 2014

 

Llegamos a finales de junio y se cierra otro año televisivo más; digo año porque en este mundillo las temporadas y ciclos no van tanto con el calendario como con el curso escolar. Las cadenas arrancan programaciones en septiembre y van ofreciendo oleadas de series de estreno y nuevas temporadas de capítulos en sucesivas tandas (que serían algo así como los trimestres del cole) hasta llegar a junio. Luego, se entra en un teórico barbecho estival hasta que en septiembre todo vuelve a empezar.

Desde siempre se ha tendido a pensar que durante el verano desciende el consumo de TV y ello se aprovecha para dar vacaciones a los presentadores y artistas principales del canal, para testar nuevos formatos y talentos emergentes o para hacer pasar por chapa y pintura a espacios que no han acabado de funcionar del todo bien.

Sin embargo, y por ahí van los tiros de este post, yo creo que los espectadores queremos cada vez más contenidos de ficción anyytime, anywhere y anyhow y los éxitos ya no se producen en los ciclos marcadas a priori por los programadores sino que se dan según la calidad del producto, el trabajo de promoción y el veredicto social de la audiencia. Por eso las cadenas comienzan a cambiar sus estrategias de lanzamientos para ofrecer una red de ficción que abarque todo el año.

Llegados a este punto, hagamos un repaso a lo que ha sido el curso televisivo en cuanto a la ficción nacional e internacional ofrecida por nuestras cadenas:

La cosa comienza en septiembre de 2013, momento álgido en el que las cadenas suelen ofrecer un par de estrenos y el retorno de alguno de sus buques insignia para garantizar así unas cuantas noches de dominio del prime time. En este sentido La 1 fue la que más tiró de clásicos debido a su escasa inversión en nuevas producciones; el ente público saca a competir a dos de sus mejores productos: “Isabel” y “Águila Roja”, ambas garantías de cifras altas y que no defraudaron con su rendimiento. Antena 3, por su parte, comienza el mes estirando las series USA que tan buen resultado le estaban dando en verano y testándolas contra rivales de mayor entidad; tanto “La cúpula” como “Arrow” fueron aciertos vacacionales y ya en septiembre la primera aguanta el tipo mejor que la segunda. Como único estreno lanza la dramedia familiar “Vive cantando” que, sin hacer mucho ruido, se convierte en la sorpresa de este arranque de temporada con unos datos por encima de lo esperado.

En el caso de Telecinco, menos comprometida con la ficción, se ofrece al espectador el regreso de “Tierra de lobos” y de “Aida”, ambas con datos en la media. Llama la atención el caso de la veterana comedia, capaz de permanecer meses en emisión alternando reposiciones y nuevas temporadas y siempre con cuotas de audiencia sobrias. Por parte de La Sexta y Cuatro lanzan una serie nueva, “Revolution”, y un clásico, “Mentes criminales”, respectivamente; corrió mucho mejor suerte la segunda.

Para finales de octubre y de manera aislada, Antena 3 realiza un movimiento novedoso para cubrir el hueco de las series USA del verano: decide lanzar a contratiempo y frente a rivales con semanas de emisión consolidada “El tiempo entre costuras”. Este ambicioso proyecto lleva tiempo en la nevera de la cadena sin que nadie se explique muy bien el porqué. Quizá el poco frecuente hecho de ser una serie de una sola temporada y con final cerrado juega en su contra pero finalmente los directivos le dan un voto de confianza y, con una promoción bestial, deciden estrenarla… ¿El resultado? Primer bombazo de la temporada y exitazo de crítica, público, premios y ventas internacionales. Ya teníamos la primera serie del año.

El único otro movimiento que se produce en el otoño es la llegada de lo nuevo de “Castle” a Cuatro. Datos acordes a la media de la cadena para una serie muy fiable. Entonces Telecinco decide al fin plantar cara al fenómeno mediático de su rival a comienzos de diciembre: lanza la temporada de estreno de una de sus comedias fuertes, “La que se avecina”. En un principio aguanta el pulso y supera a “El tiempo entre costuras” pero pronto sus datos comienzan a bajar y la cadena cambia el día de emisión para protegerla. A partir de ahí audiencias altas para la veterana de Telecinco que mejor ha rendido este año.

Mucha mano arriba, pero Antena 3 bajó los brazos con "Bienvenidos al Lolita"

Mucha mano arriba, pero Antena 3 bajó los brazos con «Bienvenidos al Lolita»

Tras la Navidad, ya en 2014, se produce el segundo aluvión de estrenos generalizado. Enero nos trae el arranque de otra apuesta de Antena 3, “Bienvenidos al Lolita”, un producto con el sello Globomedia y todos los ingredientes para prologar el éxito de “Vive cantando”. Sin embargo, aunque la serie arranca fuerte, termina convirtiéndose en uno de los fiascos del año; con final anticipado y no renovación. En Cuatro regresa “Elementary” otro procedural policiaco de los que les funcionan siempre. Por su parte TVE lanza primero la TV movie de 2 capítulos “Vicente Ferrer”, posiblemente lo mejorcito del año en la pública, y luego la temporada nueva de “Los misterios de Laura”. La comedia, que contaba con un buen número de seguidores fieles, acusa los casi dos años en la nevera y baja bastante su cuota; en el aire queda su renovación mientras, paradójicamente, en USA la Fox está a punto de lanzar su adaptación.

No contenta con los resultados, La 1 saca a finales de enero la última temporada de “Cuéntame” para ganar al menos una noche el prime time. La veterana ficción se muestra robusta y va de menos a más, terminando en pleno éxito la que afirman que ha sido una de sus mejores temporadas. En paralelo, Antena 3 aprovecha un impass de programación para programas la miniserie “El corazón del océano”, superproducción estrechita que no encandiló a nadie aunque tampoco terminó por naufragar, llegando a puerto con más pena que gloria.

Y a pesar de todos estos movimientos en enero es febrero el mes clave de la ficción en 2014, pues en él se estrenan las tres series que han venido a dar éxito y estabilidad a las grandes cadenas hasta hoy día. El comienzo del mes trae a Telecinco “El Príncipe”, una serie arriesgada por género y tema que se ha erguido, posiblemente, como la gran triunfadora de todo el curso televisivo con sus millonarias audiencias. La repercusión de esta serie ha permitido a su cadena recuperar la fe en la ficción nacional fuera de la comedia, ha reconciliado a muchos espectadores con Telecinco y ha generado un autentico fenómeno fan con el efecto Faruk como no se veía desde El Duque en “Sin tetas no hay paraíso” (y recordemos que las audiencias de este país están comandadas por el público femenino). Si “El tiempo entre costuras” fue el exitazo de la primera mitad del año, “El Príncipe” lo fue de la segunda; con la diferencia de que ésta no tenía el respaldo de un conocido bestseller detrás.

Un par de semanas después llegaban “Velvet” y “B&B”. La primera supone la producción más ambiciosa de Antena 3 para el nuevo año y una firme candidata a heredar el trono de entre costuras. Finalmente la serie ha tenido una trayectoria muy sólida, pero no se la puede considerar como un pelotazo (bien por su perfil excesivamente femenino, bien porque salía perdiendo semana a semana en su comparativa con “El príncipe”). En el caso de la ficción de Telecinco, también es una apuesta firme por una dramedia profesional con un elenco de lujo, muy en la línea de la clásica “Periodistas”. Al echarla a competir contra “Velvet” salió escaldada, pero los programadores han sabido reubicar “B&B” con acierto y la serie fue creciendo semana a semana hasta consolidarse como otros de los tan necesitados aciertos en ficción de Telecinco (sin duda el efecto Dani Rovira de “8 apellidos vascos” hizo despegar su trayectoria).

2 malagueños en alza. Dani Rovira se ha consagrado en 2014 como actor ¡Y de éxito!

2 malagueños en alza. Dani Rovira se ha consagrado en 2014 como actor ¡Y de éxito!

Ya en marzo Antena 3 hacía otro de sus movimientos “entre temporadas” y arrancaba la nueva tanda de capítulos de “Con el culo al aire”. La comedia no ha conseguido repetir su éxito y marca una trayectoria descendente, tal vez estigmatizada como demasiado gamberra para el cada vez más familiar público de la cadena.

Entramos en un teórico periodo de calma, a la espera de los estrenos de verano y con varios buques navegando a pleno ritmo, en el que sólo destacan los estrenos a finales de abril de lo nuevo de “El Mentalista” en la Sexta (una de las producciones internacionales más fiables cara a la audiencia) y la tímida aparición de la TV movie de Antena 3 “Rescatando a Sara”, que no logró el éxito deseado.

Ya en mayo y con el hueco de “El Príncipe”, “Velvet” y “Cuéntame” por ocupar, las cadenas movieron algunas fichas: en Cuatro se apropiaron de la franquicia CSI, habitual de Telecinco, y estrenaron temporada de ésta y de “Castle” para tratar de reforzar su línea policial; como sustitución, la cadena madre de Mediaset estreno con mucho acierto “Resurrection” y supuso la última sorpresa USA en nuestras pantallas. No podemos dejar de mencionar que “Aida” echó el telón en estas fechas siendo la comedia más longeva de la Hª de nuestra televisión. Por su parte Antena 3 se lo juega todo a una carta y nada más acabar “Velvet” empalma con el estreno de “Sin identidad”, una serie ambiciosa y con planteamientos novedosos que supuso el mejor estreno del año en cualquier cadena; luego ha perdido algo de fuelle, pero está consolidando una buena cuota de audiencia y amenazando con subir en el final de esta primera temporada, aun en emisión.

Y cuando todo el pescado parecía vendido, aun quedaba género en “Chiringuito de Pepe”. El estreno de la serie de Telecinco, ya en junio, arrasó y superó incluso al de “El príncipe” unos meses antes. En las pocas emisiones que lleva, ya se ha asegurado el título de “reina del verano” y parece difícil que otra ficción logre hacerle sombra.

Esto es lo que nos ha dejado esta temporada 2013/14 de ficción televisiva. Mas allá de las batallas por la audiencia y de los gustos personales de cada cual, me quedó con una serie de conclusiones que indican en parte el cambio de paradigma en los consumos de series y en parte el buen momento que viven, también, nuestras producciones:

Éste es el año de la internalización de nuestras series.

Éste es el año de la internalización de nuestras series.

– Frente al tradicional estreno de series por oleadas o seasons, nuestras cadenas están comenzando a programar las novedades de forma continua a lo largo de todo el año; respondiendo con ello a las demandas de un público cada vez más acostumbrado a consumos on demand.

Telecinco sale del pozo. Tras unos años en los que ningún proyecto cuajaba, al fin consiguen que sus nuevas series conecten con la audiencia. Esto es no sólo importante para la cadena sino para todo el sector, que se verá dinamizado con más producciones, ingresos y empleos.

Mas riesgo y más genero. Sigue la evolución paulatina en la temática y la profundidad de contenidos de nuestras series. Si hace no mucho veíamos fracasar apuestas como “La fuga”, “Homicidios” o “Toledo”, hoy podemos presumir del éxito de policiacos como “El príncipe”, de thrillers como “Sin identidad” y de melodramas de calado como “El tiempo entre costuras” o “Velvet”. Eso si, las series familiares para todos los públicos siguen funcionando muy bien y ahí están “Vive cantando” y “B&B” para demostrarlo.

Prestigio internacional y ventas al extranjero. Un salto importantísimo en ambos aspectos, ya que este curso ha sido el de las adaptaciones en USA de “Los misterios de Laura” y “Pulseras Rojas”, el de las ventas a decenas de países de “Gran Hotel”, “Isabel” o “El tiempo entre costuras”, el de la puesta en marcha de coproducciones con la BBC y con la Fox. Un camino, el de la internacionalización, que nos puede llevar al siguiente nivel de producción en ficción.

– Productos con fecha caducidad. Otro hito importante, nuestras series ya no tienen que durar ad eternum. “El tiempo entre costuras” tiene una sola temporada, innegociable. “Isabel” no debe pasar de la tercera (por la muerte del personaje), los responsables de “Sin identidad” hablan de una lógica de dos temporadas. Esto era impensable para series con más de 4 millones de espectadores hace apenas año y medio.

Nada más. Esperemos que el año televisivo que viene sea aun mejor que éste.

 

Hasta que nos leamos!

El síndrome de la cigarra

Hoy me he levantado con una noticia que, con toda seguridad, se produjo ayer o quizá anteayer. El caso es que me ha espantado lo suficiente como para ponerme a escribir esta entrada; os la cuento: Por primera vez en su historia, Atresmedia va a cobrar a los espectadores por ver un contenido propio en su web. Podéis leer los detalles del asunto aquí. El producto en cuestión es el primer capítulo de «El tiempo entre costuras», emitido anoche con gran éxito de audiencia.

Normalmente, todas las televisiones ponen a disposición del público sus series y programas en sus páginas corporativas, una vez han sido emitidas de forma tradicional. Esto les genera tráfico de visitas a la web, nuevos ingresos publicitarios y el innegable valor añadido de ofrecer a los seguidores la posibilidad de ver el contenido cuando y donde quieran. Decisiones del Siglo XXI para la televisión del Siglo XXI. Hasta aquí muy bien… pero lo que las cadenas quieren es que se vea la emisión de toda la vida, porque ahí es donde está la pasta. Para ellos el video on line no supone más que las migajas que caen en el mantel ¿Y que pasa con las migajas? que cuando uno acaba con hambre se las come, pero cuando está saciado las recoge con la manita y las tira.

El único salón en el que te cobrán por ver la tele...

El único salón en el que te cobran por ver la tele…

 

Esto mismo es lo que está haciendo Atresmedia; porque aunque parezca que la medida de instaurar este pay per view en redifusión (si lo piensas, el concepto es tan obsceno que tira por tierra cualquier beneficio que pueda tener el tradicional pago por visión) va destinada a generar más ingresos con el consumo web, en realidad se trata de todo lo contrario. El grupo mediático renuncia a los ingresos por publicidad en el video on line (quiero pensar que renuncia a ellos… meter publicidad en un capítulo por el que has pagado sería tan de sinvergüenzas  que habría hasta que aplaudirlo), que en este caso representarían a las citadas migajas,  a cambio no de dinero por el pago de cuota de visionado (que creo yo que no tendrá mucho éxito) sino del enorme dinero que puede suponer el incremento de la cuota de espectadores en las emisión tradicional.

Para entender esto bien, hay que explicar uno de los cambios importantes que las nuevas tecnologías han traído a las batallas por la audiencia de toda la vida: la contraprogramación ha quedado desvirtuada con la multipantalla, la second screen y la TV social. Es decir, si a un espectador le ponen la misma noche «Isabel», «La voz» y «El tiempo entre costuras» ya no tiene que devanarse los sesos decidiendo cual de las tres ver; verá las tres, pero en distintos momentos y dispositivos… lo que antes era un dilema del tipo: «tengo que decidir qué producto me gusta más y renunciar a los otros» ahora se convierte en: «tengo que decidir que producto me aporta más en su emisión en directo y ver los otros bajo demanda en las webs«.

Entra en juego, por tanto, un factor subjetivo importante. Cada espectador primará unos criterios sobre otros… habrá quien elija «Isabel» porque al no tener publicidad, es una emisión que acaba antes y le permite dormir más horas; estará el que se decante por «La Voz» porque los realities y talents tienen mucho más recorrido en redes sociales y ello le aporta una experiencia más rica como usuario… y finalmente aparecerá el que elija «El tiempo entre costuras» porque los otros productos los puede ver gratis al día siguiente en la red y éste no.

- Buenos días espectador. Esto es un atraco -

– Buenos días espectador. Esto es un atraco –

 

Aquí es donde se produce la ruptura del pacto espectador-canal de TV. A mi entender, la cadena cambia las reglas del juego sin previo aviso y pasa de competir aportando valor al público a hacerlo restando parte de ese valor. Lo que supone esta decisión no es otra cosa que un chantaje en toda regla para el público. Una amenaza seria y sostenida para conseguir que el estreno de su serie sea un éxito. Ya no estamos en un discurso de: «te doy más para que me elijas«; esto es un: «elígeme o atente a las consecuencias» de los directivos de Atresmedia a los millones de espectadores que diariamente compran su producto. Tan desesperados están por arañar unos puntos de share al programa estrella del grupo rival y decantar a su favor la ajustadísima lucha por el liderazgo mensual de la audiencias, que se han olvidado de lo más importante de todo: una empresa tiene que aportar beneficios a sus consumidores, de lo contrario éstos se irán volando a la competencia.

Yo no vi el piloto de «El tiempo entre costuras» y sería de necios decir que su éxito se debe a este chantaje vil… estoy casi seguro de que se trata de una excelente serie. El caso es que ayer arrasó, que es lo que querían, pero para mi gusto han emprendido un camino muy peligroso que puede generar un «efecto rechazo» inmenso entre la población. Una población que está pasando por penurias económicas a diario y que encuentra en el consumo televisivo uno de los pocos refugios de ocio gratuito… no olvidemos eso. Una población a la que se le priva de la libertad de elección sobre qué ver atacándole donde más duele. Una población a la que se le acorrala impunemente y se le provoca hasta conseguir que se lancen a la piratería ilegal de contenidos culturales.

Eso si, luego estos directivos vendrán llorando y tirándose de los pelos porque la industria está muerta por culpa de la piratería y clamarán contra esas páginas webs que ofrecen contenidos ajenos gratuitamente. Pues bien, señores directivos, tan mal está dar gratis algo que no es tuyo y has robado como cobrar dos veces por algo que si lo es… así que entérense de algo: si algún día de estos sus consumidores se levantan del sofá y les mandan a la mierda, lo tendrán bien merecido.

Por cierto, todo este asunto originado con una serie que lleva 2 años en la nevera esperando su momento. Productora, equipo artístico y técnico sin saber qué será de ellos, dinero invertido sin cobrar, inseguridad profesional… y el espectador a pagar 0´72€ por una redifusión. Eso si, esta mañana estarán los teléfonos de los despachos echando humo para ir quedando y hablar de una segunda temporada… esta es la industria que tenemos.

 

Hasta que nos leamos.