De Toledo al mundo: Seat se lanza al Branded Content

 

Es esta ocasión quiero dedicar el post a una de las nuevas formas de producir contenidos audiovisuales y darles viabilidad económica que se está fraguando en estos tiempos peculiarmente complicados. Me refiero al branded content o contenido vinculado a una marca.

Esta fórmula aglutina publicidad, marketing, social media y televisión para generar fórmulas que conecten a un determinado producto audiovisual con necesidad de financiación y a una marca que pueda verse reflejada en él y crea conveniente invertir… o bien que pone en contacto a una marca que busca cubrir una necesidad comunicativa con creativos y productores capaces de diseñar un producto audiovisual a medida. Ambas direcciones son válidas.

Por poner un ejemplo: TVE, Vodafone y “Conectando España”. Se trata de un programa en el que se hacen reportajes de pueblos y pequeñas poblaciones que están bien situadas tecnológicamente hablando o destacan en algún aspecto relacionado con el mundo de la comunicación. TVE emite el programa sin pagar por ello, Vodafone lo financia y una productora lo lleva a cabo.

¿Lo beneficios? Pues que Televisión española consigue gratis un espacio en el que dar presencia y cobertura a los espectadores rurales, Vodafone adquiere una ventada publicitaria amplia y llegar a sus consumidores de una forma no agresiva ni invasiva, sino a través de un contenido interesante per se y que el espectador ha decidido consumir; finalmente la productora logra volumen de  trabajo y mantener vivo su negocio además de generar empleo en el sector.

No siempre tiene que darse este trío de intereses, una marca es susceptible de generar contenidos por si misma y emitirlos a través de su web o usando las redes sociales, sin necesidad de buscar una cadena de TV. Por su parte, las productoras también pueden prescindir del emisor y proponer negocios a las marcas directamente para explotarlas de la forma antes mencionada.

Lo que esté claro es que estamos entrando en una época donde las marcas pagarán por generar los contenidos, buscando sinergias para ofrecer al espectador diversión, educación, entretenimiento, etc. relacionadas con ellas y sus productos, y cada vez son más los que se están dando cuenta del poder de esta forma de comunicar. Los últimos en subirse al carro (el coche, en su caso) han sido los de Seat.

Doble lanzamiento: el del nuevo modelo de coche y el de la webserie que lo promociona

La última campaña del Seat Toledo incluye una webserie denominada “Vuelve la leyenda en la que unos modernísimos Don Quijote y Sancho Panza recorren La Mancha y viven aventuras a bordo de su Seat Toledo último modelo. Analicemos un poco esta nueva ficción creada especialmente para la ocasión:

Los creativos se encuentran ante la tesitura de promocionar un nuevo coche, un Toledo. Tras analizar la marca concluyen que el Toledo es un coche clásico, una leyenda dentro de la casa Seat, que vuelve al mercado modernizado y reinventándose… necesitan encontrar algo impactante con lo que transmitir y reforzar ese mismo concepto. La asociación de ideas les lleva a jugar con el concepto Toledo… “Toledo” suena a “Castilla La Mancha”, a “Medieval”, a “Espadas”… ¿Qué leyenda o icono aprovechable hay que incluya todo eso? La respuesta es tan fácil, que parece increíble: El Quijote. A partir de aquí la cascada de ideas es ya imparable, la piezas encajan tan bien que parece mentira… El Quijote es un tipo que recorre el país teniendo aventuras, pues que las recorra en nuestro coche; es un loco justiciero, un romántico de ideales nobles e intachables, lo perfecto para estos tiempos de crisis y corrupción que vivimos; El Quijote vuelve en tiempos de necesidad, como vuelve el coche… en definitiva: “Vuelve la leyenda”. El champagne corre por la sala de creativos de la agencia mientras llueven las felicitacioenes…

Una vez aclarado el concepto, ahondan en la forma de la serie. Si el coche regresa rediseñado y modernizado, El Quijote debe pasar por el mismo proceso. Así, encontramos al Señor Q y al Señor S en lugar de a Quijote y Sancho (En claro guiño tarantiniano a “reservoir dogs”). Son personajes que viven en el mundo de hoy día, que visten como hoy día, que hacen las cosas que se hacen hoy día… pero que hablan en castellano antiguo (rescatando pasajes del libro, en muchas ocasiones). De hecho el personaje de Q recuerda muchísimo al Sherlock de “Sherlock, en un claro intento de parecerse a este exitoso icono moderno salido de la TV británica (Aunque el en caso de Q, el histrionismo ya viene marcado a fuego en el personaje literario).

Para mi el punto más débil está en el contenido, los cuatro capítulos que hemos podido ver hasta ahora (el quinto se estrena mañana mismo) resultan interesantes por lo poético, por la curiosidad que despiertan y por lo acertado de su brevedad. Sin embargo, no está nada clara la historia que nos cuentan ni quienes son los personajes… realmente no sabemos de que va “Vuelve la leyenda”. Juegan con el hecho de que todos conocemos el referente del libro y de que se supone que tenemos la historia en el coco, pero la que ellos nos cuentan por ahora tiene demasiadas lagunas (¿Qué persigue Q?, ¿De qué se conocen?, ¿A dónde se dirigen?, etc.) que esperemos tengan a bien resolvernos en un momento u otro.

Sopesemos los beneficios que obtiene Seat embarcándose en este proyecto: por un lado consiguen asociar su coche, primero, y la marca, después, a una novela de fama y prestigio mundial. Que tu producto se relacione con una de las mejores obras de la Literatura de todos los tiempos no es mala cosa… por otra parte, consiguen reforzar los lazos de identidad y pertenencia con la ciudad de Toledo y con Castilla La Mancha. Un tercer beneficio es el de distanciarse de cierto prejuicio que los Seat como coches de “clase baja” (Sobre todo de modelos como el León) ya que con esta serie pueden acceder a gente de un perfil cultural más alto y con otro tipo de inquietudes (Tanto por ser aficionados a la lectura como por el perfil de consumidor de webseries y contenidos propios de Internet); y así podríamos seguir sacando muchos más…

En definitiva un buen ejemplo de cómo diseñar Branded Content sin olvidar que lo fundamental es conseguir crear un contenido donde tu producto tenga cabida de forma natural y luzcan sus virtudes así como lograr que dicho contenido sea interesante para la audiencia por si mismo.

 

Hasta que nos leamos.

La perseverancia de una Reina

Decia Woody Allen en una de sus geniales frases lapidarias, en este caso la  que cerraba la colosal “Misterioso Asesinato en Manhattan”: “Nunca más volveré a decir que la vida no imita al arte”.

En las últimas semanas estamos asistiendo a un curioso ejemplo de cómo el bueno de Woody siempre termina dando en el clavo: me refiero al tremendo paralelismo entre el recorrido dramático de la serie “Isabel y sus andanzas en la más cruenta de las batallas catódicas, la de las audiencias.

La historia basada en la Historia (valga la redundancia) de Isabel la Católica nos cuenta en cada episodio los pactos, luchas, traiciones, alianzas, sobornos e intrigas que suceden en el reino de la Castilla del Siglo XV para ostentar el poder y alcanzar o mantenerse en el trono. Mientras, en estos dos meses parece como si los guionistas de la serie se hubieran aventurado a escribir el devenir de ésta en cuanto a la repercusión entre el público y sus resultados semanales.

La ficción producida por Diagonal TV se estrenó el pasado 11 de septiembre con notable éxito de audiencia. Desde ese primer día la serie se instaló en la comodidad del 20% de SHARE, un auténtico lujo en la televisión de estos días para cualquier tipo de formato; y no se bajó de ahí en sus tres primeras emisiones. La historia de la reina católica era ya la primera gran triunfadora del curso televisivo 2012-1013… hasta que estalló la guerra.

Los grupos de TV privada no estaban dispuestos a cederle a una cada vez más debilitada TVE el reinado de los lunes sin presentar batalla. De todos es sabido que empezar bien la semana, en términos de medición de audiencias, da mucha tranquilidad en los despachos de los altos directivos y por ello el prime time del lunes era una plaza muy codiciada. El grupo Mediaset atacó con una de las poquísimas ficciones nacionales que funcionan dentro de su parrilla: “La que se avecina”; Antena 3 prefirió optar por un espectáculo de entretenimiento familiar que había sido un bombazo sorpresa en el curso anterior: “Tu cara me suena”. Unos pretendían plantar batalla cara a cara y a campo abierto y otros saquear la desguarnecida ciudad mientras ambos ejércitos estaban fuera.

Isabel quería darse un buen banquete de audiencia… y se la terminaron merendando a ella.

 

El resultado de ese primer choque dejó un claro vencedor: “La que se avecina” se disparó hasta el 27´1 de cuota de pantalla y casi 5´5 millones de espectadores. Por detrás y a buena distancia, “Tu cara me suena” lograba el 20´3 de media reuniendo a 3 millones cien mil espectadores (Lastrada esta cifra por su larga duración). La clara derrotada de la noche resultó ser “Isabel que bajaba sus datos hasta el 16´1% de Share aunque retenía a 3´3 millones de seguidores. La reina había sido derrocada, ahora le tocaba a los directivos de la cadena tomar la difícil decisión: Abandonar el reino en búsqueda de otro menos conflictivo  (Entiéndase cambiar el día de emisión) o lamerse las heridas y plantar cara al adversario para tratar de recuperar lo que era suyo, el trono de los lunes.

Finalmente la serie no se movió de su ubicación en parrilla y a la semana siguiente, cuando el humo de la batalla se había disipado las posiciones se mantenían iguales. Eso si, mientras sus enemigos perdían fuerza (bajando al 24% la serie de Telecinco y al 19% el show de Antena 3), “Isabel” lograba mejorar unas décimas su cuota. Casi inapreciable si, pero todo un síntoma.

El tercer embate confirmaba la remontada: La ficción de época medieval escalaba hasta el 18´3% de media, congregando a 3´8 millones de espectadores. Medio millón más que dos semanas antes y casi los mismos que en aquellas lejanas y tranquilas primeras semanas de emisión.

Ayer mismo se conocían los datos de la escaramuza del pasado lunes, en los que “Isabelvuelve a subir hasta el 18´9% de Share y suma 150 mil nuevos fans, que hacen que su ejército de seguidores ya sea de 4 millones. La guerra está más viva que nunca, la gobernante derrocada y vencida ha sido capaz de ponerse en pie y regresar al fragor de la batalla con nuevos bríos ¿Quién sabe si antes de que termine la temporada no vuelve a ser ella quien ocupe el trono?

Este recorrido en paralelo, no sólo se queda en lo relativo a la audiencia,  ya desde que fuese concebida a golpe de tecla, la serie ha estado envuelta en este halo de coincidencias. Si la trama nos presenta a una Isabel de Trastámara encerrada en un Castillo y sometida a la voluntad del consejo de nobles castellanos, quienes tienen que decidir sobre su matrimonio futuro como estrategia política, en la vida real la producción estuvo “encerrada” en la nevera de TVE casi un año por problemas de presupuesto, sometida a la voluntad del consejo de administración del ente y sus riñas políticas… Si la trama nos contaba la muerte del Infante Alfonso, representación del futuro de Castilla, la vida real nos sorprendía con la posible “muerte” de la serie, al no tener forma la productora de acometer una segunda temporada si no se les aclaraba el futuro de la primera…

En poco más de un año de vida, la serie “Isabel” ha estado recluida, ha sido liberada, ha reinado en tiempos de paz, ha visto estallar la guerra, ha sido derrocada, se ha levantado para volver a plantar batalla y está tratando de recuperar su trono… y todo ello gracias a la perseverancia de una reina que nunca se ha dado por vencida.

Como buen guionista, me obsesionan los principios y finales, lo circular de las historias. Por ello, si con una frase de Woody Allen empezábamos, con otra terminaremos. Decía en el film “Maridos y mujeres, unos años antes de la anterior cita, y haciendo gala de todo su cinismo, que: “La vida no imita al arte, imita a la mala televisión”… esta vez me temo, querido Woody, que debo llevarte la contraria, En el caso de “Isabel” la vida imita, si, pero a la buena televisión.

 

Hasta que nos leamos.

¿Quien quiere casarse con mi hijo en Gandía Shore?

En la actual parrilla televisiva están coincidiendo dos de los realities más llamativos de los últimos tiempos. Uno fue la sorpresa de la temporada pasada dentro de este género y el otro es una franquicia consolidada y de éxito. Ambos comparten la filosofía de mostrar el lado más frívolo y superficial de las relaciones sentimentales de los jóvenes, pero también tienen una serie de diferencias de planteamiento que los hacen muy peculiares dentro de su estilo.

Hoy presentamos la reality-batalla definitiva: “¿Quién quiere casarse con mi hijo?” Vs “Gandía Shore”…  veamos quien gana a quien analizándolos desde diferentes puntos de vista:

 

1. Formato

Ambos programas son adaptaciones de formatos extranjeros. “Who wants to marry my son?” es original de la productora Eyeworks, propietaria de la compañía española Cuatro Cabezas, que es la encargada de realizar la versión nacional. Por su parte “Jersey Shore” es una idea original del canal MTV que tras el enorme éxito ha decidido producir versiones locales en cada país, como la británica “Geordi shore” o nuestro “Gandía shore”.

En el caso de “¿Quién quiere casarse con mi hijo?” se mueve en los estándares del típico Dating Game y su principal novedad está en incluir a la madre del pretendido como parte activa en el juego. Por lo demás, el resto de elementos del programa se han visto en anteriores ocasiones.

Si hablamos de “Gandia Shore” nos tenemos que fijar más en el modelo Big Brother de convivencia entre desconocidos. El grueso del programa no presenta planteamientos novedosos salvo el hecho de que todos los participantes sean residentes de una misma zona (hecho que comentamos en el punto 3). Esto, que si supone una auténtica novedad en el panorama televisivo hace que nos decantemos a su favor como formato más novedoso.

Minipunto para “Gandía Shore”

 

2. Tono

En el caso de ¿Quién quiere casarse con mi hijo?” estamos ante un claro ejemplo de cómo un programa decide reírse de los concursantes a las claras. El tratamiento de los sucesos y las situaciones a los que les exponen son de coña. A la hora de editar los vídeos no se duda en usar refuerzos de audio cómicos y hacer hincapié en los detalles más vergonzosos. Al tratarse de una segunda edición, los participantes de este año ya sabían perfectamente cómo se les iba a retratar y se prestan al juego encantados de la vida. Después de la que se montó en twitter en la edición anterior del programa, nadie que lo conozca es ajeno al cachondeo que mantiene la audiencia ante las visicitudes de los protagonistas del programa.

Dentro del bizarrismo que supone todo esto, hay que reconocerles un refrescante halo de sinceridad entre tanta mentira catódica.

Por lo poco que hemos podido ver de “Gandía Shore”, también pretende ensañarse con sus concursantes y sacar el máximo partido de sus vergüenzas (en forma de borracheras y peleas). El problema aquí es que no parece que los chavales tengan tan claras las normas del juego; ellos se creen la caña de España y los defectos que a todos los espectadores nos hacen partirnos de risa, para ellos son sus mejores y más llamativas virtudes. Nos encontramos ante el caso del “tonto motivadoque expone siempre Emilio Duró en sus conferencias, y éste es un espécimen muy peligroso. En este caso, con el agravante de tener la referencia de los chicos americanos, que se han convertido en auténticas superestrellas en su país.

Visto lo visto, me quedo con la capacidad de saber reírse de uno mismo que destila el programa de Cuatro. Minipunto para “¿Quién quiere casarse con mi hijo?”

 

3. Casting

En este apartado se juega en distintas condiciones. “¿Quién quiere casarse con mi hijo?” parte con la ventaja de tener un elenco mucho mayor: 5 chicos, sus 5 madres y 5 candidatos cada uno suponen 35 posibles personajazos que encandilen a la audiencia, mientras que “Gandía Shore” compite con sólo 8.

Sabiendo esto, podemos analizar que el primer programa prepara un casting a la manera tradicional y trata de configurar un elenco compensado geográficamente (2 andaluces, un gallego, un valenciano y un manchego; cada uno con pretendientas de lugares varios), socio-económicamente (un rico, uno de clase media-alta, un par de clase media y otro de clase humilde) o según tendencias sexuales y mentalidad (en las dos ediciones de incluyó un chico homosexual y suele haber madres solteras, gente virgen, profesionales del porno o católicos practicantes).

Sin embargo el reality de la MTV apuesta por algo nunca visto: que todos o casi todos sus participantes sean de una misma región (6 valencianos, un madrileño y una catalana). Este hecho supone, para mi, el gran acierto del programa ya que se crea una especie de subcultura muy particular y que funciona en todas las direcciones. A los de esa zona les hace gracia ver a los chungos de su tierra y a los de otras regiones les fascina comparar el chungo ajeno con el chungo local. Esta peligrosa decisión puede llevar a estigmas (“Todos los valencianos son iguales…”) y a agravios comparativos, pero es indudable que funciona como perfecto ejemplo de glocalización

Peculiaridades aparte, ambos realities basan su tremendo éxito en el acierto a la hora de elegir a personajes que no dejan indiferente a nadie, a sujetos que dan juego infinito y que consiguen que el público se enganche al programa para ver quien suelta la siguiente burrada y si será más gorda que la anterior.

En mi caso, por riesgo y novedad de planteamientos, concedo este minipunto para “Gandía Shore”

 

4. Igualdad de géneros

Estamos ante el apartado, quizá, más claro de todos ya que el tratamiento en uno y otro programa difiere radicalmente.

“¿Quién quiere casarse con mi hijo?” otorga el poder absoluto a los hombres. Esto es una obviedad provocada por dos factores: 1) la naturaleza de los programas de citas, en los que el pretendido tiene todo el poder y los pretendientes ninguno y 2) el hecho de que para aprovechar bien el vínculo madre-hijo en este formato todos los pretendidos son chicos. Más allá de que se incluya a un homosexual o no, el planteamiento es muy machista porque se buscan perfiles de hombres machistas, tipos promiscuos y con ganas de picar un poco de cada plato antes de elegir. Yo no digo que no sea licito para el concursante (De hecho me lo parece) pero les coloca en un nivel de superioridad antes las chicas que es muy difícil de manejar… y la mayoría lo maneja mal.

“Gandia Shore” parte de una base mucho más ecuánime: hay 4 chicos y 4 chicas, cada uno puede hacer lo que le de la gana y la forma en que traten a los demás es cosa suya, no hay objetivos sentimentales per se, pero hay convivencia y los peligros que ésta conlleva. Posiblemente en el desarrollo del programa veremos comportamientos tan o más machistas que los del otro reality, pero la diferencia es que estos nacen de la naturaleza del participante, no de la dirección del programa (A no ser que éstos hayan buscado perfiles especialmente machistas o feministas para provocar conflicto, cosa que a tenor de lo visto en el primer episodio no parece probable).

A mi entender aquí está clarísimo que el minipunto vuelve a irse para “Gandía Shore”

 

5. Audiencia

Categoría igualada ésta, y difícil de medir debido a que “Gandía Shore” tan sólo cuenta con una primera emisión. Hasta el momento se puede decir que ambos programas son éxito relativo en cuanto a números generales, éxitos rotundos en lo que a las expectativas de su cadena se refiere (multiplicando por 2 y por 3 la media del canal en esa franja) y en ciertos sectores de público (target joven y joven adulto eminentemente urbano), a lo que se suma su enorme repercusión en redes sociales (Principalmente Twitter).

Aunque los datos de “¿Quién quiere casarse con mi hijo?” son más abultados, “Gandía Shore” destaca más dentro de su cadena y ha sido el estreno más visto de su historia. Hasta el momento, y a la espera de ver cómo se desarrolla el reality de MTV… lo dejamos en empate.

 

6. Polémica

“¿Quién quiere casarse con mi hijo?” va cargado de morbo y de situaciones polémicas. Es del tipo de programas que permiten a los participantes guardar secretos para que más adelante estalle la bomba (La madre soltera que no lo confesó, el stripper que en realidad es actor porno, un transexual que oculta su condición, etc.). Además, se valen del carácter de los concursantes para juntarlos con aquellos con los que más roce negativo pueden tener (En el último capítulo, por ejemplo, se provocó que un pretendido se liase con la pretendienta de otro). Las prioridades de las madres suelen chocar con las de sus hijos y esa es una fuente inagotable de conflictos; por su lado las pretendientas no dudan en hablar mal unas de otras, ponerse zancadillas y desprestigiarse unas a otras tanto como puedan… la cosa va bien servida, vaya.

Por su lado “Gandía Shore” ha escogido un camino más directo y conflictivo: se limitan a dar ingentes cantidades de alcohol a un grupo de veinteañeros con ganas de sexo y juerga. Ello ha provocado, sólo en su estreno, que veamos peleas de borrachas a la puerta de una discoteca, a un participante orinar en la calle, ver cómo echan de una fiesta a la gente a grito pelado, llegar tarde al trabajo por la resaca, a una que se lía con el primero que pasa por despecho, etc. Si ha ello le añadimos las clásicas raciones de morbo por sexo, por el típico “a dos les gusta el mismo tío” o “no quiero nada contigo ¿Vale?” el combinado resultante es toda una bomba.

Pero sin duda el punto que marca la diferencia entre los dos programas son las polémicas extra televisivas, las que van más allá del programa en si. “Gandía Shore” ha provocado que el ayuntamiento de esta localidad intente que se elimine el nombre del título del programa. Hace sólo unos días, la TAC pedía un boicot publicitario al programa por los valores negativos que difunde, la policía ha multado a un concursante por conducta indecorosa… y es sólo el principio ¿Quién sabe hasta donde pueden llegar en este formato?

Teniendo en cuenta esto último, está claro que el minipunto es para “Gandía Shore”.

 

7. Influencia

Éste es un apartado difícil de medir. Nos basaremos en parámetros de influencia social, de cómo cala el programa entre la sociedad en general. “¿Quién quiere casarse con mi hijo?” ha logrado generar una corriente en torno suya muy importante, tiene una comunidad de seguidores muy fiel y activa que se manifiesta principalmente vía Twitter. Todo comenzó con la creación del concepto “tróspido” para definir al programa y sus participantes por parte del tuitero El Hematocrítico. A raíz de esto, cada semana hay trendings topics durante la emisión del programa que llevan esta palabra, la propia cadena utilizó la palabra en las promos del programa y, de hecho, comienza a orise en la calle a gente que usa el término tróspido para referirse a otras cosas ya ajenas al reality.

Hasta el momento “Gandía Shore” no ha conseguido nada parecido. Si bien es cierto que las posibilidades son infinitas después de ver cómo los protagonistas del formato original son ahora estrellas en EEUU  (tienen línea de ropa propia o programas individuales en la TV, han llevado al extremo el personal branding y la gente en la calle copia sus peinados, forma de vestir y usan muchas expresiones propias de ellos). Lo cierto es que todo esto queda aun a años luz de lo que puede ofrecer la versión española.

Por tanto, un claro minipunto para “¿Quién quiere casarse con mi hijo?”.

Y creo que ya está bien de enrolarse. Llegó la hora de hacer recuento y comprobar que “¿Quién quiere casarse con mi hijo?” ha sacado 2 minipuntos y medio, mientras que “Gandía Shore” obtiene 4 minipuntos y medio. Cosas de la vida, escribo una entrada valorando dos programas y vence claramente el que menos me gusta a mi… En fin, felicitaciones a MTV y a los productores del programa. Yo me quedo con el bonito detalle de que “Gandía Shore” es el primer reality de la historia de España en el que no sale ningún andaluz haciendo el ridículo… ¡Gracias!

 

Hasta que nos leamos.

Estructuras Narrativas: Adaptation (El ladrón de orquídeas)

Segunda entrega de los análisis de estructuras narrativas. Hoy nos enredamos en un caso especialmente peliagudo, espero que os guste. Os pongo en antecedentes:

Adaptation” es una película del año 2002 dirigida por Spike Jonze, protagonizada por Nicolas Cage y escrita por Charlie Kaufman. Kaufman es uno de los guionistas más reconocidos de las últimas décadas y, a pesar de su escasa filmografía, se le considera todo un revolucionario de la narración audiovisual por la originalidad de sus planteamientos y lo profundo de sus historias.

En el caso de “Adaptation”, el guionista se enfrenta a una ardua tarea por primera vez en su carrera: adaptar un texto de otro autor. “El ladrón de orquídeas” nace como artículo de la escritora Susan Orlean para la revista “The New Yorker”, y debido a su éxito se convierte después en un libro. Orlean nos cuenta en el la historia real de John Laroche, un extravagante sujeto que se dedica a robar orquídeas protegidas del parque natural de los Everglades de Florida bajo el amparo de los indios seminolas (que son los únicos autorizados a coger esa planta para practicar antiguos rituales sagrados).

Con estos mimbres Kaufman recibe el encargo de escribir una película basada en el libro y, tras estudiarlo detenidamente, encuentra que es prácticamente imposible hacerlo, ya que la obra original carece de las estructuras, personajes y acciones necesarias para armar una película: es un precioso relato expositivo sobre el mundo de las orquídeas y de la fascinación que la autora llega a sentir por él al conocerlo de primera mano. Es un gran libro, pero no hay conflicto y eso es lo que necesita Kaufman para su guión. Lo único que saca en claro el bueno de Charlie es el tema o premisa de la historia: La necesidad de sentir pasión por algo.

Aprovecho para explicar que Kaufman es un tipo lleno de inseguridades y dudas, responde bastante bien al cliché de judío de nueva York que es un artista brillante y un neurótico ser humano a la vez (Muy en la línea de Woody Allen y todos sus personajes, pero más trágico que cómico).

Charlie Kaufman con el Oscar al mejor guión original, ganado por su obra «Olvídate de mi» (Eternal sunshine of a spotless mind)

Comencemos a hablar de la película y de su guión: ¿Cómo se enfrenta Charlie Kaufman a la tarea casi imposible que tiene por delante? En un arrebato de genialidad, el autor se agarra de forma magistral a lo que si tiene (El hecho de que no tiene nada con lo que trabajar) y sobre ello comienza a construir… La película comienza con el propio Charlie Kaufman (Genialmente interpretado por Nick Cage) en el final de rodaje de su anterior película, “Cómo ser John Malkovich”. Allí se presenta al personaje tal cual es: tímido, lleno de miedos y dudas sobre su propio talento. Charlie recibe el encargo de adaptar al cine el libro “El ladrón de orquídeas” y a partir de este detonante de la historia, Kaufman nos narra su propio proceso de escritura, sus bloqueos y su incapacidad de dar con la forma de llevar a cabo el trabajo. Se convierte en el protagonista de la historia y puebla ésta con los alter ego de todos los personajes reales implicados en ella. Dibujando una caricatura exagerada de si mismo, Kaufman hace un ejercicio público de autocrítica como pocos en la historia del arte, con la esperanza de que sirva para exorcizar a sus demonios interiores.

De ahí el título de la película, que hace referencia al proceso de adaptación del guión respecto al libro, pero también a la adaptación que Kaufman necesita hacer para integrarse en el mundo real, del que por momentos parece ausente.

Con este planteamiento, Kaufman consigue cubrir medio guión. En esta primera parte asistimos al infierno creativo por el que pasa Charlie hasta dar con la tecla de cómo escribir su historia, le vemos intentar conocer a Susan Orlean (Una Meryl Streep de lo más convincente) y echarse atrás a última hora por miedo a no estar a la altura de la autora del libro, le vemos dejar escapar a la chica a la que ama y que le ama a él por no abrir su corazón a tiempo, le vemos masturbarse compulsivamente y auto culparse por su patetismo, su inseguridad y su falta de talento artístico… todo ello trufado con la parte del libro original que si sirve para hacer una película: La historia real de cómo Susan conoce a John Laroche y éste la lleva a los Everglades a ver una Orquídea Fantasma, la más rara y bella flor de esta especie.

Hasta aquí el guionista ha logrado construir una historia novedosa, interesante y audaz pero se encuentra con un grave problema que no le permite avanzar: no se está cumpliendo con el tema establecido. Ni Charlie ni Susan, como protagonistas, tienen la necesidad de sentir pasión; sólo Laroche lo hace. Ellos se enfrentan a la acción dramática desde un punto de vista profesional, tienen que hacer sus respectivos trabajos (el libro y el guión) y hay interés por ello, pero no pasión alguna.

¿Dónde obtiene Kaufman la solución a este problema?: En la ficción.

Hasta el momento se ha limitado a construir su historia contándonos lo que pasa por su cabeza y lo que le pasó a Susan a la hora de documentarse para su libro, pero ello no es suficiente. Ha llegado la hora de romper todas las ataduras y zambullirse plenamente en el terreno de la ficción: sólo inventando hechos que nunca sucedieron conseguirá ser fiel al espíritu del libro que pretende adaptar.

Nicolas Cage como Charlie Kaufman (De pie) y como Donald Kaufman (Sentado)

Y entonces nace Donald. Donald es un personaje inventado, el ficticio hermano gemelo de Charlie Kaufman. El guionista lo introduce en la película como solución a sus problemas, ya que Donald es la antítesis de Charlie: es bobo, superficial, despreocupado, con confianza y optimista. Al principio de la película, Donald se muda a casa de Charlie para convertirse en guionista como él y se pasa toda esta primera parte de la cinta escribiendo el guión de un thriller sobre asesinos en serie lleno de despropósitos, incoherencias y lugares comunes más que manidos… guión que acaba vendiendo por medio millón de dólares. Donald, como personaje, aporta las notas de humor y ayuda a marcar los defectos de Charlie.

Kaufman, el guionista real de la película, ha encontrado su solución y ésta consiste en que Donald participe activamente en la construcción de la historia de Charlie. A mitad de la película se refleja la situación real de bloqueo de Charlie: no sabe cómo continuar el guión y ha perdido la oportunidad de entrevistarse con Susan para que le aconseje. En ese momento Donald se ofrece a ayudarle; se hará pasar por Charlie e irá a hablar con Susan a Nueva York.

A partir de este hecho, la película toma una nueva dirección totalmente distinta a la que llevaba. La película de Charlie Kaufman se convierte en la película de Donald Kaufman: atrás quedan los miedos e inseguridades, atrás quedan las voces en off que reflejan los debates internos del protagonista… ahora es tiempo de acción. Como en el paupérrimo guión sobre asesinos en serie que escribe Donald, la película adquiere un nuevo tono y un ritmo mucho más vertiginoso; se convierte en un thriller en el que los dos hermanos descubren un terrible secreto y su vida se pone en peligro por ello.

Kaufman comienza a inventarse hechos que nunca sucedieron sobre Susan, Laroche y él mismo; pero estas invenciones nos muestran cómo la pasión entra en la vida de los personajes, como éstos cambian debido a dicha pasión… en definitiva, utiliza una manera nueva y distinta para conseguir contarnos lo mismo que en el libro.

En un alarde de virtuosismo, el guionista aprovecha esta parte de la historia para ajustar una serie de cuentas con su propia manera de entender el trabajo de escribir películas. Si en la primera parte Charlie está constantemente despreciando y riéndose de la manera “estándar” de hacer cine, de los guiones convencionales y de las fórmulas infalibles para crear un éxito de Hollywood (Personificado todo en Donald y el gurú de la enseñanza de guiones Robert McKee), en esta segunda mitad de la obra comienza a aplicar todas esas reglas, que su alter ego repudia, para salvar la película y llevarla a un nuevo y trepidante nivel. Todo, desde la música y la fotografía al montaje y las interpretaciones están enfocadas a reforzar esa diferencia y a demostrarle a Charlie que la forma de entender el cine de Donald es tan válida como la suya. La broma definitiva se produce en el clímax de la película, cuando un gigantesco Deus ex Machina en forma de animal dentudo aparece y salva a Charlie de su fatal destino (Incumpliendo todos los manuales de guión y la máxima favorita de McKee, pero funcionando perfectamente en la trama).

En la conclusión de la historia, Charlie retoma el control de la narración y acepta todo lo aprendido hasta el momento, pero mantiene su propia voz como autor y decide cerrar la película con una voz en off, por muy mal visto que esté en todos lo manuales.

Medio guión de Charlie y medio de Donald conforman la película de Kaufman. Como curiosidad, en los títulos de crédito, la autoría del guión recae en los dos hermanos… de hecho, Donald Kaufman es el primer personaje de ficción que ha sido nominado a un Oscar de la academia como guionista.

Confío en que hayáis comprendido esta entrada, un poco confusa para todo el que no haya visto la película, y que os hayan entrado ganas de volver a ver “Adaptation (El ladrón de orquídeas)” o de descubrirla por primera vez.

Hasta que nos leamos.

Amar los nuevos tiempos revueltos

 

En este 2012 que, televisivamente hablando, parece pasar volando estoy aprendiendo muchísimo respecto a los nuevos consumos de ocio, la manera de producir contenidos de entretenimiento y el camino que está tomando el negocio audiovisual. Parece ya que fue hace una eternidad (Y no han pasado ni cuatro meses) cuando tuve mi primer acercamiento a conceptos como Transmedia, Televisión Social, Gamificación, Segundas pantallas, audiencia activa, engagement, experiencia participativa y tantos otros que comienzan a ser el ABC de todos los que nos dedicamos a esto de entretener a millones de espectadores a través de contenidos audiovisuales.

En las últimas semanas he tenido la posibilidad de vivir en mis propias carnes hasta que punto está implantada esta nueva realidad y cuan rápido se incorpora a nuestro sistema de vida. Os pongo en antecedentes: Mis suegros son de Barcelona y cada septiembre suelen venir a Málaga a pasar unos días con mi mujer y conmigo. Como los dos somos freelances y trabajamos desde casa, hemos estado comiendo los cuatro juntos diariamente y pasando un tranquilo rato de sobremesa antes de que a nosotros nos tocase volver al currelo. A esa hora en mi casa no se perdona “Amar en tiempos revueltos”, la veterana ficción diaria de TVE es de las series preferidas de mi mujer y su madre comparte con ella esa afición, con lo que se suele ver el capítulo cada tarde.

Ahora viene lo bueno, que es la evolución de mi suegra en la forma de consumir su serie favorita: al principio se producía un visionado tradicional, y por tanto pasivo, en el que se sentaba a ver el episodio y su única  actividad extra posible era comentarlo con la persona sentada a su lado en el salón. A los tres o cuatro días de estar en casa le enseñamos lo que se puede hacer con un I Pad y ya comenzó a ver la serie mientras repasaba fotos familiares y con ellas, recuerdos y anécdotas del pasado. No llevaba una semana con nosotros y ya estaba jugando desde la tableta mientras la emisión, actividad que se prolongaba durante otros muchos ratos muertos y que demuestra el poder de adicción de estos productos en todo tipo de públicos. Para cuando se han vuelto a Barcelona, el I Pad era ya una extensión natural de su brazo…

Hasta la mísmisima reina de Inglaterra se rinde a los encantos de la tecnología 😉

 

Y lo mejor de todo es que este nuevo mundo desconocido para ella no le restaba un ápice de intensidad a la experiencia tradicional de ver el capítulo de la serie. Es más, uno de los días flipé con su buen ojo clínico al olerse y avisarme de un tremendo punto de giro que se iba a producir minutos después… más bien al contrario, la segunda pantalla enriquecía su experiencia aportando novedad, intensidad y frescura a su tiempo de ocio.

El siguiente paso, que ya no nos dio tiempo a dar, sería que mi suegra descubriera que su consumo con la tableta puede estar relacionado con su consumo de televisión. Muchos creerán que en esta seríe, por el tipo de público al que va dirigido, no se cuidan los productos derivados más allá del formato tradicional  (La línea clásica de novelas, libros de receta, etc.). Sin embargo, darse un paseo por la web de RTVE es darse cuenta de la cantidad de herramientas y productos derivados que hay a disposición de los aficionados a la serie para ser consumidos a través de ordenadores, tablets y smartphones.

Mi suegra es una mujer muy preparada y con una gran trayectoria profesional en su haber, pero ya está jubilada y de tecnología e informática sabe lo justo para defenderse en el mundo de hoy. Si alguien de este perfil es capaz de darle la vuelta a su forma de ver TV en diez días es que esto de la nueva televisión es una realidad absoluta. No es que sea “la tele del futuro”, no es que “se acerque el invierno” (como diría cualquier Stark que se precie de serlo) es que el puñetero invierno ya está aquí y está cayendo una nevada de cojones.

Son nuevos tiempos, si. Debido a la crisis económica son muy revueltos, si. Pero desde luego suponen una experiencia mucho más rica para los espectadores, un tablero de juego mucho más grande y atractivo para los creadores y una oportunidad inigualable para que las nuevas ideas y los buenos productos de abran camino… y por todo ello, hay que amarlos.

 

Hasta que nos leamos.